martes, 30 de agosto de 2011

Rayuela

                  El ser humano crece y nace jugando, cuando apenas es consciente de las fórmulas establecidas para desenvolverse. El tablero es el mundo, y personas sus piezas. Así hay quien juega y sus movimientos son transversales, como el alfil, o tal horizontal como una torre, están los que se enrocan y cambian sus papeles, pero todos sueñan, o todos viven (si la vida sueños son o la literatura una búsqueda inútil del sentido musical del texto). Rayuela se plantea en torno al libre albedrío y las formas narrativas (que bien nos recuerda al mejor Joyce). Se retoza de muchas maneras, incluso de otras mil que no adivinamos, pero se juega. La novela puede ser leída de dos maneras diferentes, siguiendo el orden de sus páginas o por el salto de capítulos (indicados en las primeras páginas). ¿Una broma? El "gran payaso del universo" tiene una sombra alargada.
            Rayuela, convertida en novela de culto, plantea problemas tanto humanos como literarios. Rayuela es un texto revisionista sobre una novela en construcción, nunca terminada, sobre personajes tan tópicos como novedosos. Siguiendo el esquema del héroe byroniano, pronto convertido por algunos literatos (franceses o no) en un héroe-villano, Cortázar retoma el tópico y lo reconvierte en Horacio Oliveira, tan imbuido de literatura como de spleen. Se trata de un escultor argentino que vive en París y conoce a una extraña mujer (La Maga). Poco más: Horacio volverá a Argentina y nunca regresará de París, todo depende del espejo con el que sean mirados los seres.
         

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